Muchos de nuestros temores se basan en el pasado, y no en el futuro.
Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos la vida se nos habrá escapado. Habremos perdido sus sensaciones, su aroma, su exquisitez y su belleza, y sentiremos que ha transcurrido a toda velocidad. El pasado ya ha pasado. Aprendamos de él y dejémoslo atrás. El futuro ni tan siquiera ha llegado. Hagamos planes para el futuro, pero no nos obsesionemos con él . Cuando dejemos de pensar en lo que ya pasado, cuando dejemos de preocuparnos por lo que todavía no ha ocurrido, estaremos en el presente. Sólo entonces empezaremos a experimentar la alegría de vivir. Y es probable que vivamos más años.
No permitas que la depre o la angustia obstaculicen tu desarrollo. Agudiza tu atención.
Recapacita sobre tus valores. Recuerda que es lo que no debes dar por hecho. Cambia tu punto de vista y no olvides lo que es importante y lo que no lo es. Evita caer en la rutina. No pierdas la esperanza.
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